sábado, 17 de julio de 2010

Cuesta abajo



Nunca se acordaba de cuanto disfrutaba con los viajes en coche. Ese arrullo especial... se embelesaba pensando en las formas que haría su mano si pudiera asomarla a la ventana, intentando parar la fuerza del viento. Formas redondas, suaves, invisibles,... pero sin duda a inicios de diciembre haría demasiado frío fuera como para intentar aquello.

Había sido un día muy largo. El funeral no había sido nada del otro mundo (nunca mejor dicho), apenas 5 personas se presentaron a dar el pésame. Triste, muy triste ciertamente. Es increíble como la muerte de un anciano acaba siendo hoy en día algo incluso positivo, algo que se espera.

Toda una vida para un final así... horrible y desesperanzador.

"Como si no pudiera llegarnos a cualquiera en cualquier momento" pensaba. Andamos como si fueramos inmunes a ella, como si pudieramos huir, como si tuvieramos alguna oportunidad. Ya ves... como si ella misma no se sintíera segura dentro de aquel armazón de vidrio y metal, y aun más dentro de la burbuja que los cascos de su mp3 le proporcionaban, en completo aislamiento con el mundo, depositando toda la responsabilidad en la persona que conducía el coche.

El paisaje tras la ventana ya le resultaba familiar, "Ya estamos en el barrio" pensó con cierta tristeza. Al girar la cabeza hacia el frente solo pudo ver como su coche embestía con fuerza un coche blanco que, sin saber de donde, había aparecido atravesando su camino.

Impactó de lleno. Cerrando los ojos sintió como sus huesos se movían sin control dentro de sí misma intentando esquivar la inercia, con el cinturón de seguridad como único punto de referencia y que a esa velocidad se le clavó en el pecho como si de una cuerda de violín se tratara produciendo un dolor punzante. Sus dientes chocaron, sus pulmones se pararon de golpe y un sonido sordo brotó desde dentro.

Había sido tan rápido.
Sus pulmones volvieron a funcionar al igual que su corazón, rápido, como ávidos por recuperar el tiempo perdido. Sus ojos se abrieron.

Hostias...



Texto:
Irgala Miserere

Fotografía:
Sopor Aeternus



1 Cacahuetes:

Rubén Lijó Sánchez dijo...

Aish... Este fue el primer texto que me pasaste, escrito por ti. Me encanta, de verdad *.*

Te amo <3